Desde el segundo uno empiezas a notar la adrenalina desprendida
por este trío que bien podría haber salido a finales de los años
setenta. Es como si Jimi Hendrix se te apareciese con los primeros acordes de "Soul To Waste”,
un R&B garagero aceleradísimo en donde sientan las bases de un
álbum en el que se combinan a la perfección las subidas de intensidad
con las bajadas de adrenalina.